A MI MANERA me tardé pero llegué.

A MI MANERA.

ME TARDÉ PERO LLEGUÉ.

Por Virgilio Rodríguez Castro.

Agosto 10 del 13.

“Lo importante no es llegar

sino saber a dónde, cómo y cuándo”.

V.R.C.

No es sino hasta estos inaugurales días del siglo XXI que hemos conseguido admitir lo que incipientemente se gestaba ya como manifestaciones de la nueva mentalidad en el siglo pasado sorprendente, extraordinaria e increíblemente con los melódicos, estremecedores y desgarradores matices de “Lucille” interpretada por Little Richard en el Rock and Roll: ¡Lucille, please, came back where you belong! (1957).

Una generación reputada como de rebeldes sin causa simplistamente que finalmente demostró, a lo largo de cincuenta años tenaz, pertinaz e inmarcesiblemente defendiéndose a capa y espada contra viento y marea sin recular un céntimo haciendo uso de las facultades de la inteligencia, la razón y la intuición, tener la razón para constituirse inequívocamente como la punta de lanza de los nuevos tiempos abriendo de par en par las puertas del conocimiento a los jóvenes que hasta entonces no pintaban en el escenario social.

Hoy, los jóvenes vanguardistas -por supuesto no todos-, resuelven aceptablemente sus planteamientos en el escenario global; es decir, que dicho de otra manera en buen romance simplemente quiere decir que: “mucho ayuda el que no estorba”.

Al término del siglo antepasado y principios del siglo XX, amén por supuesto de lo aportado por el Padre de la Gravitación Universal y otros en la historia, se presentaron en el escenario científico con sus tesis revolucionarias Carlos Darwin, Gregorio Mendel, Guillermo Conrado Roentgen, Max Planck, María Curie, Ernesto Rutherford, Alberto Einstein, Roberto Oppenheimer, Elías Sigmund Freud y Carlos Gustavo Jung entre otros muchos más de la inmensa pléyade de hombres y mujeres que con su genio sentaron las bases de la plataforma moderna para nosotros generacionalmente poder despegar hoy en el siglo XXI.

“Más vale paso que dure y no trote que canse”.

VRC