M A N D A R
NO
ES TAN SIMPLE COMO PARECE.
Octubre 18 del 13.
“Es uno de tantos dones
que debe adquirirse “.
V.R.C.
Regreso con mi Padre
de nueva cuenta ahora para recordarles lo que él decía: “para mandar hay que saber hacer las cosas”.
Y, ciertamente, cuando no se
cumple con este mandato, se está condenado al fracaso como mandante de
cualquier nivel.
Por eso, “hay que empezar de
abajo” -se dice-, porque supone que
en el ascenso se pude detectar, saber al dedillo y resolver todos los recovecos.
De ahí las carreras políticas
por ejemplo que, con estos criterios, los partidos políticos hacen pasar,
desfilar y/o transitar por las Regidurías
a sus candidatos hasta alcanzar el Senado u otras posiciones políticas.
Pero no es todo como sabemos.
El asunto va más allá del
conocimiento de los intríngulis.
Porque, el porqué o el quid
del asunto, sigue siendo, la calidad del sujeto.
Y, en este sentido, pues hay muchas
consideraciones que hacer sobre todo de orden profesional, cultural, ético, psicológico de la urbanidad y de lo familiar, amén del criterio, del buen juicio, de las diáfanas y precisos conocimientos,
etcétera, etcétera, etcétera que no se dan en maceta.
Quien más ventajas tenga en
esta formación de ejercer el don de mandar sabiendo hacer las cosas desde
temprana edad por lo ya dicho, son aquellos que hagan de por vida también de
manera natural y sin ninguna afectación un arte en las relaciones humanas como
todas las cosas buenas que penden de un buen ejemplo y de una buena educación.
V.R.C.
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